viernes, 3 de febrero de 2012

El CAAM inauguró hoy dos exposiciones del artista británico Faisal Abdu’Allah y la creadora canaria Karina Beltrán - Las Palmas de Gran Canaria



El Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) inauguró hoy, viernes, 3 de febrero, a las 20.30 horas, dos muestras tituladas El arte de la dislocación, del creador británico Faisal Abdu’Allah, y Escenarios, constelaciones, polaroids, de la artista canaria Karina Beltrán, que permanecerán expuestas hasta el próximo mes de mayo en este centro museístico, dependiente de la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico y Cultural del Cabildo de Gran Canaria, dirigida por Larry Álvarez. A partir de las 21.30 horas, habrá una actuación del DJ Javi Frías.

El arte de la dislocación es la primera muestra retrospectiva en España de Faisal Abdu’Allah, artista inglés de origen jamaicano, que exhibirá un total de 10 obras, entre instalaciones y series fotográficas, de las últimas dos décadas de su producción. Comisariada por Bárbaro Martínez-Ruiz, la exposición viene acompañada de una publicación monográfica editada junto a la prestigiosa Universidad de Stanford.

El tema central de la producción de Faisal Abdu’Allah se basa en la utilización de representaciones fotográficas y la narrativa cinematográfica para exponer un comentario sobre la relación del espectador en general con asuntos como la autorreflexión, la búsqueda de la conciencia social y el enfrentamiento entre estereotipos de índole racial y religioso. Sobre todo gracias a su comprensión y uso de las representaciones visuales que no ignoran la historia y los contextos culturales en los que las imágenes, expresiones semánticas y visuales -incluyendo el mundo del arte, la cultura popular o tradiciones culturales específicas (británica, musulmana y jamaicana)- en torno a las nociones de raza y religión se tornan una tiranía estereotipada y discriminatoria. El artista propone un trabajo de fuerte impacto visual por su rigor técnico y su gran calado antropológico debido a la crudeza conceptual y la narrativa de sus formas de abordar estas temáticas.

Graduado en el Royal College of Art, de Londres, Faisal Abdu’Allah está considerado como uno de los artistas más influyentes de su generación en el Reino Unido y el ámbito internacional. Un ejemplo de ello fue su primera muestra individual, Censored, aclamada por la crítica y el público. Actualmente es profesor en la Facultad de Bellas Artes de East London University (Gran Bretaña) y profesor invitado en las Universidades de Stanford, en California, y Wisconsin, en Madison (EEUU). Está representado en exclusiva por Magnolia Editions, California, que colabora como coproductora de esta retrospectiva.

Entre su amplia producción, fundamentalmente de retratos seriados, destacan obras como la instalación The Garden of Eden, realizada por primera vez en 2003, en colaboración con el arquitecto David Adjaye, obra que el artista ha adaptado en una nueva versión para el espacio del CAAM, o Gold Finger, del año 2007, en la que teniendo como protagonista a Joey Pyle, uno de los últimos representantes de la mafia británica, traza un entramado de relaciones de poder desde el retrato y su modelo de representación como símbolo de poderío y jerarquía. También sobresalen Double Pendulum, de 2011, en el que muestra a la deportista británica Jeanette Kwakye y refleja rituales de entrenamiento de atletas, o su serie The Last Supper (1996-2011), de la que el CAAM exhibirá -en calidad de primicia- dos tapices fotográficos de gran formato, como parte de una revisión del artista hacia su propio trabajo, donde incorpora las últimas tendencias más avanzadas de los nuevos sistemas de impresión de imágenes fotográficas.


KARINA BELTRÁN

Escenarios, constelaciones, polaroids es la primera muestra personal de la joven artista canaria de dilatada trayectoria, Karina Beltrán, en el Centro Atlántico de Arte Moderno. La propuesta expositiva, comisariada por Omar-Pascual Castillo, consta de tres fragmentos diferentes, cuyo nexo de unión radica en la reflexión sobre el nomadismo del ser contemporáneo, su necesidad de moverse continuamente, de descubrir nuevas geografías que, sin embargo, acaban remitiéndole una y otra vez a sus orígenes. Un viaje de lo exterior a lo interior, de los paisajes abiertos a los más íntimos. Es una invitación a detenerse en los pequeños detalles, en esos momentos placenteros que la cámara va capturando para que permanezcan así, fijados en la memoria.

En su primer fragmento, Escenarios, se muestra una fotografía en gran formato en una valla publicitaria de la ciudad. Se trata de sorprender al viandante que se cruce con ella, para captar su atención e implicarlo en un juego cómplice en el que el espectador, el viajero o el ciudadano de a pie, irán descubriendo los instantes detenidos en otros viajes por otra mirada. El ser de isla se reconoce en los motivos elegidos: el mar, el cielo,las flores, las nubes… Hay una reconciliación positiva con los escenarios primigenios, los de la infancia, a los que se vuelve una y otra vez, aún desde la distancia. Como si se poetizara la mirada con un descanso de belleza en medio de la marisma de imágenes publicitarias o propagandísticas con una intervención fotográfica que se erige como un homenaje directo al creador Félix González-Torres, pionero en estas nuevas prácticas del arte público más actual.

Contelaciones, por su parte, es una instalación site-specific que consta de 77 imágenes fotográficas, de pequeño y mediano formato, tomadas durante los últimos dos años en diversos lugares y ciudades. Tenerife, Gran Canaria, Lanzarote, Madrid, Londres, Nueva York o Estambul son marcos vitales que han ido conformando un mapa de viaje, una cartografía emocional. Las fotografías ocupan el espacio de un modo especial, son como piezas de un puzzle imposible. El dibujo que trazan entre todas remite a una espiral, una “constelación” de estrellas: atmósferas, momentos, experiencias, sentimientos, pequeñas felicidades fugaces, huidizas, que han dejado un hueco en el corazón, una ventana de luz en la memoria. Hay escaleras, barcos, puentes… El movimiento continuo marca esta serie en la que la figura humana aparece siempre en estado de tránsito, detenida en medio de su vida cotidiana, solitaria en medio del paisaje, enfrentada a la urbe o a la naturaleza, con la que entabla una particular comunión.

El tercer fragmento, Polaroids, es una instalación site-specific compuesta por una serie de 30 dibujos en pequeño formato, a lápices de colores e hilos. El dibujo sustituye a la fotografía, pero ambas técnicas están interrelacionadas, porque los dibujos se han inspirado en imágenes tomadas con la cámara de un teléfono móvil, imágenes que, a su vez, se irán proyectando también en la sala. Esa modificación en la técnica se adapta al cambio que se experimenta en el trayecto, en el discurso. El viaje ha llegado a su fin. El círculo se cierra, por ahora. Los paisajes exteriores dan paso a los de interior. El ritmo rápido, a una mayor lentitud. Es el regreso al refugio, al nido, a ese lugar al que se acaba regresando siempre; la protección frente a la exposición que supone el afuera. Obras donde la figura humana no aparece, pero se presiente en los más pequeños detalles: en la toalla colgada, en la luz encendida, en la bolsa de flores que cuelga de la puerta, en los pliegues de la sábana. De nuevo los interiores dibujados son lugares que han sido previamente habitados por la artista, que han quedado en el camino o que están siendo presente. Lugares sentidos en los que ha cabido la alegría y también el desaliento, la ilusión y esas pequeñas heridas que quedan tatuadas en el papel a cada puntada de aguja, a cada trazo de hilo.










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