martes, 17 de enero de 2012

Muere el escultor Manuel Bethencourt El autor del monumento 'Atis Tirma', logró el Premio Canarias en 2008 en reconocimiento a una brillante trayectoria


El monumento 'Atis Tirma' en el Parque Doramas de Las Palmas de Gran Canaria
El escultor canario Manuel Bethencourt Santana fallecía ayer a los 79 años en Santa Cruz de Tenerife, dejando atrás una dilatada trayectoria que arrancó en 1949 con una exposición colectiva del Museo Canario y le valió la concesión del Premio Canarias de Bellas Artes en 2008.

Su ascendencia familiar, íntegramente grancanaria, se manifestó siempre en los fuertes vínculos que le unían a esta Isla, en cuyos espacios públicos deja algunas de las más representativas muestras de su creación. El monumento Atis Tirma del Parque Doramas capitalino, el Benito Pérez Galdós del Teatro y el homenaje al luchador Faro de Maspalomas en Telde son, entre otras, elocuentes muestras de su talento y de la perfección no exenta de originalidad de su escultura realista, en la que fue maestro indiscutible.

Bethencourt comenzó su formación artística en la Escuela Municipal de Abraham Cárdenes de las Palmas, se hizo profesor de dibujo en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando (Madrid,), se licenció en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense y alcanzó el grado de doctor en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de la Laguna.

En su palmarés figuran, entre otros, el Gran Premio Roma de 1968, el Premio Nacional de Escultura de 1970, el Premio Canarias de Bellas Artes de 2008 y la Medalla de Oro al Mérito Cultural del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife (2010).

La mayor parte de su vida compatibilizó la creación con la docencia artística, desempeñando la cátedra de Escultura de la Universidad de La Laguna. En 1985 fue elegido numerario de la Real Academia Canaria de Bellas Artes San Miguel Arcángel, de la que era hasta ayer miembro supernumerario.

Exposiciones

Las exposiciones individuales y colectivas de Bethencourt Santana comenzaron en 1949 y no cesaron hasta 2010: más de sesenta años de presencia cultural y diálogo con los públicos, que consolidaron un prestigio rotundo en las Islas y fuera de ellas. Trabajador incansable, a sus obras de gran formato se añade una extensa producción de pequeñas piezas en las que alcanzó la cima de su lenguaje por la expresividad que supo dar a la representación del cuerpo humano en circunstancias cotidianas, heroicas o dramáticas. Esa expresión sobre pautas formales de rigurosa academia diferenció su obra, presente en importantes museos, como el Reina Sofía, e innumerables colecciones privadas.

Bethencourt pasó por la vida y el arte con modélica humildad, ajeno a ceremonias y agasajos y volcado en el dominio de los materiales que dan vida a a su vasta obra, desde la madera y el mármol hasta la fragua y la fundición. Tímido y de pocas palabras, concentraba toda su elocuencia en la escultura y supo trasmitir arte y escuela a muchas promociones de licenciados.

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